Seguimos en bonche, piscina, comidita, hasta que, hablando de la beca a España que recibieron mi prima y mi cuñado, escuchamos una especie de explosión, que gracias a Dios, no fue más que un transformador.
Ya más tarde, mientras acomodábamos la cena en la mesa, otra de mis tías, en pleno relajo, se resbaló, rompiéndose el tobillo y terminando en una sala de cirugía.
Cuantos sustos juntos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario